Testigo de excepción. Su historia amerita un editorial. Conversamos con el colega y compañero Róbin Hood Ipanaqué, sobre el capítulo más delicado que le tocó vivir por 18 días en el Hospital «Víctor Ramos Guardia», casi la mitad de ese tiempo, en una de las camas de la Unidad de Cuidados Intensivos UCI, convertido, -dada la necesidad- en ambiente Covid-19.
Nos relata el incalculable esfuerzo que desarrollan los médicos, enfermeras, técnicos de enfermería y personal de limpieza, diariamente, las 24 horas del día, pese a no contar con los medios suficientes, que debiera proveerles los entes responsables, aquellos que administran los dineros del Estado, el Gobierno Regional.
Apelan a múltiples recursos, con la finalidad de enfrentar la pandemia y salvar vidas. Hay entonces, la necesidad de ponderar, el denodado trabajo que realizan; se trata de un equipo selecto, la mayoría de ellos, jóvenes profesionales. Una atención de primer nivel, sin tomar en cuenta, la condición socio-económica o legal de los pacientes.
Como un hecho anecdótico, nos refería que llegaron pacientes del Penal de Huaraz, quienes fueron tratados con el mayor respeto dedicación, situación que no suele suceder, en otros servicios.
La sociedad, está en deuda, ojalá que luego de superar esta pesadilla, haya un momento para decirles gracias por la entrega y mística en cada acto médicos que realizan. Muchas veces, la sociedad civil y los propios medios, apreciamos desde la tribuna el trabajo que realizan, desconociendo lo que sucede «por dentro», en esta ocasión, tuvimos una fuente directa, para enfocar con mayor propiedad y certeza, el duro trabajo que se libra en UCI del «Ramos Guardia».
A nombre de las todas las familias, transmitimos nuestro más ferviente saludo y agradecimiento, por devolver la vida a quienes llegan a sus instalaciones, con el suspiro agonizante.
¡Gracias UCI, que Dios bendiga su trabajo. Lo mejor que hay!
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