CARTA AL HERMANO AUSENTE

Querido hermano, te dedico estas memorias, que jamás pensé hacerlo.

Te ganaste el galardón de “papá” Acuchito sin serlo biológicamente. Fuiste parte de aquella generación de provincianos que llegó a la capital en los años 60, buscando oportunidades. Te labraste un camino, trabajando en todo terreno y nunca dejaste los estudios.

Los hermanos menores, te siguieron, formándose bajo tus reglas; disciplina, responsabilidad, sensibilidad. En vacaciones, trabajaban, juntaban sus dineros, te lo encargaban y con ellos, hacías las compras escolares, para retornar,  cargado de cuadernos, uniforme nuevo. Fuiste el mejor administrador.

Abogado de la UNMSM, luego asimilado al EP. Esta nueva faceta, te cayó como anillo al dedo, porque fue la profesión que iba contigo; orden, rigor, responsabilidad, amor a la Patria y mucha sensibilidad. Como juez militar, querido hermano,  impartiste justicia, enfrentando inclusive las presiones e intereses en el interior del Ejército.  Lograste el grado de Coronel EP y nunca olvidaste nuestros orígenes. Tu formación militar, no permitía salirse de la regla, fuiste capaz de llamar la atención al alcalde del pueblo, el por qué, la bandera peruana seguía flameando un día miércoles, cuando por respeto al símbolo de la patria, la bandera debe izarse solo los domingos a las 8.00am y arrriarla a las 6.00pm.

Por tí, querido papá Acucho,  aprendí a valorar nuestras raíces y amor a nuestra tierra. Visitar una y otra vez a Pampas Chico, fue tu obsesión, y cuando lo hacíamos, era tu gozo, porque la mejor infancia, lo tuviste con los animales, la chacra, en nuestro pedazo de patria.

Por ese desgarrador amor a nuestros padres y la tierra, lanzaste un reto, “Construyamos la casa materna” y nosotros te seguimos religiosamente. Llevaste desde un clavo hasta el último ladrillo. Logramos el objetivo; la casa materna. Desde tu lecho de dolor, nos dejaste escrito, “Voy a superar este momento, para hacer historia y seguir comandando la familia”, sin embargo, nuestra Vírgen de la Asunción, tenía para su hijo devoto, otros planes.

Tu vida, querido papá Acuchito, estuvo marcada por la filosofía de la unidad familiar. Se educa con el ejemplo, tú lo demostraste, convocando, llamando, visitando, tocando puertas, nunca con las manos vacías.  Todos, recibimos tus consejos, en voz alta o con la empatía de un líder. Cada viaje a la tierra, estaba cargado de obsequios y en el camino los ibas entregando. La casa materna era la más visitada, hombres y mujeres salían con un presente. No era tu obligación, pero lo hacías.  

Te vas, habiendo sido el hombre más dichoso. Sé que fuiste feliz en la tierra, liderando la familia, nosotros también, lo fuimos contigo. Te ganaste el respeto y cariño de todos, en cada discurso familiar, había lecciones de vida y siempre te quebrabas por tu emotividad. Te ganaban las lágrimas.

Dejas un vacío en la casa. Formaste una familia unida y ejemplar. Leonor, tu compañera de la vida te reclamará. Shole, la niña de tus ojos, luchó contigo, te atendió, desde el primer segundo, por su profesión, estuvo a tu lado y expiraste junto a ella. Tuvo el dolor y privilegio de atenderte personalmente. José tu gran yerno, persona incomparable. Desde arriba cuidarás de Sebastián, Jimenita y la pequeña Ivannita.  Andrés, tu primogénito, esperará tus llamadas y visita, junto a Andrea, Cyndi , Paul y Nicol.

Querido papá Acuchito, comenzamos una nueva vida, aprenderemos a vivir sin tí, físicamente. Pero tenlo por seguro; nunca predicaste en el desierto, tampoco araste en el mar. Te imitaremos. Somos una familia numerosa y en cada uno de nosotros, aflorará un acuchito.

¡Hasta siempre, hermanito. Gran líder!       

AGUSTÍN JUAN RODRÍGUEZ SOTO

(*)23SET47- (+)18FEB21

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