El gobernador regional Juan Carlos Morillo enfrenta un cuadro clínico de cuidado. Es el sexto gobernador regional que presenta una situación de esta naturaleza. En su entorno se esmeran en sofocar el incendio, pero el mismo hecho de su traslado al Rebagliati, la oxigenación que presentó ayer y los males crónicos que tiene, podrían decir lo contrario.
Un tema de esta naturaleza, resulta preocupante, por la responsabilidad que tiene en sus hombros y pese a los grandes errores que tuvo en la conducción de la crisis sanitaria desde sus inicios. Seguramente, habrá momento, tinta y papel, para juzgar su actuación, pero es momento de pedir su recuperación, al igual que miles de peruanos, que batallan por revertir su salud. Nadie en su sano juicio, puede ironizar esta situación, tal como puede advertirse en las redes sociales. Muy lamentable.
Felizmente, halló cama en el centro hospitalario más grande del Perú, a diferencia de muchos ciudadanos que no logran esta oportunidad. Se entiende por el cargo que ostenta. Ello no exime los deseos de su pronta recuperación, para la tranquilidad familiar. La salud, es el bien más preciado del ser humano, independientemente de la condición política, económica, raza o credo.
¿En tanto se recupere, qué sucederá con el Gobierno Regional de Ancash?
En democracia, simplemente el vice gobernador regional Henry Borja asumirá la conducción tal como sucedió en otras oportunidades, porque el ente no puede quedar acéfala.
Sobre el tema, la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, menciona:
El vice gobernador regional reemplaza al gobernador regional en casos de licencia concedida por el Consejo Regional, que no puede superar los 45 días naturales al año, por ausencia o impedimento temporal, por suspensión o vacancia, con las prerrogativas y atribuciones propias del cargo. Cumple funciones de coordinación y aquellas que expresamente le delegue el Presidente.
Por lo demás, el Gobierno Regional de Ancash, debe continuar con sus responsabilidades, por cuanto de por medio, tenemos una terrible crisis de salud, con miles de muertos e infectados y una infraestructura de salud que hace agua. Se requiere la toma de decisiones urgente, inversión de recursos, movilización de personal, compra de equipos y eso está en manos del ente regional.
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