Corría el año 2,000 cuando el entonces presidente-candidato Alberto Fujimori, buscaba su tercera reelección. Para que ello suceda, había allanado el camino legal, bajo la polémica figura, de la “interpretación auténtica” de la Constitución Política del Perú.
Una de las ciudades a visitar en campaña, fue Huaraz, capital de región. Toda la maquinaria re-reeleccionista estuvo muy bien preparada, como sucedió ayer. La tarima, desde donde, el candidato Fujimori, debía brindar su discurso, fue instalada en la esquina del jirón Sucre y Luzuriaga (local de Movistar).
Sin embargo, su comando de campaña, no reparó en la presencia juvenil, que también se había preparado, para la contra manifestación. Poco a poco, las arengas del anti, fueron escuchándose cada vez más fuerte, hasta abarrotar la Plaza de Armas de bote a bote. La comitiva fujimorista, se había instalado en el estrado, esperando la llegada de su candidato.
Finalmente no llegó, tampoco hubo mítin, ni discurso. Mucho menos, el “baile del Chino”
La indignación colectiva de los jóvenes, terminó apoderándose de la tarima. Los partidarios y simpatizantes de “Peru 2,000” abandonaron el lugar, dejando hasta el equipo de sonido , replegándose, ante la avalancha ciudadana. Un hecho similar, sucedió ayer, cuando la numerosa delegación de camionetas, no pudo recorrer la avenida más importante de la ciudad, Av. Luzuriaga y, eventualmente, la Plaza de Armas.
Ello sucedió por una sencilla razón, el colectivo civil, tomó literalmente hablando, la esquina de Raimondi y Luzuriaga. Imposible ingresar.
La historia se repite, tal como sucedió hace 21 años, el fujimorismo, no pudo ingresar a la Plaza de Armas en campaña electoral. Los jóvenes se lo negaron.
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