ORGULLO. ES NIETA DE POMABAMBA, HABLA QUECHUA Y TRABAJA EN LA NASA

¡Tierna historia!. De pequeña, Sarah Yearicks visitaba el pueblo de su abuelo materno en Áncash y allí escuchó sus primeras palabras en quechua. Siempre fue curiosa y quería comprender todo lo que le rodeaba. Así nació su pasión por las ciencias. Hoy a sus 31 años es la ingeniera mecánica de raíces peruanas forma parte de la histórica misión Mars 2020 Perseverance de la NASA, y con mucho orgullo sigue aprendiendo y compartiendo el idioma de sus ancestros.

Es mediodía en Perú, pero para Sarah -quien vive en California (Estados Unidos)- son las 9:00 a.m y con una breve presentación en quechua comienza la entrevista vía zoom para la Agencia Andina.

¿Yamayllaku?

Nuqapa Saram shutti

Nuqa Los Angelespita kaa

Nuqa ingeniera kaa

Nuqa NASAchaw uryaa

Kushikullaami

Traducido al español quiere decir:

¿Cómo estás?

Me llamo Sarah

Yo soy de Los Angeles

Yo soy ingeniera

Yo trabajo en la NASA (Jet Propulsion Laboratory)

¡Estoy contenta!

Su amor por este idioma nació desde muy pequeña, así como su curiosidad por la ciencia. Recuerda que cada dos años viajaba al pueblo de su abuelo en Áncash, llamado Carhuachuna, se tomaba fotos en en el campo y en las piedras que curiosamente hoy estudia en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

“Cada día estoy jugando con piedras o con hielo,” cuenta entre risas Sarah, y es que ella forma parte de la división de adquisición y manejo de muestras planetarias de la NASA.

“Mi trabajo es manejar la fabricación y entrega de materiales que simulan las rocas, la arena y los hielos con diferentes composiciones minerales que se encuentran en superficies como la de Marte. Luego se le entregan estos materiales a los ingenieros, y ellos crean instrumentos que se integran a los rovers, como taladros, sacatestigos, palas y otros mecanismos para tomar muestras en Marte”, detalla.

Precisamente, en setiembre pasado, Sarah Yearicks sintió mucha emoción al ver que el rover Perseverance recolectó muestras de una roca marciana por primera vez en la historia. Todo su esfuerzo y trabajo se vio reflejado en ese histórico momento, como ella bien dice: “la misión Mars 2020 Perseverance es como mi bebé”.

“Ahora también estamos averiguando diferentes métodos de crear hielos que son lo más similar en la Tierra al hielo que se encuentra en la superficie de la Luna de Júpiter, que se llama Europa”, explica.

Sarah comenta que no hay ningún día aburrido en su trabajo porque siempre aprende algo nuevo. Su trabajo requiere de mucho conocimiento de ciencia de materiales, geología y química. Sin embargo, ella estudió Bioquímica en el Mount Saint Mary’s University en Brentwood California, una universidad de mujeres que siguen carreras de ciencias.

“Fue muy difícil los estudios en la universidad. Cuando yo estudiaba hasta las 2 de la mañana cálculo matemático, mi abuelo me decía: ‘No te rindas, límpiate las lágrimas y sigue adelante’”, recuerda.

Fue así con mucho esfuerzo y dedicación que llegó a la NASA. Se encontraba en el penúltimo año de su carrera de bioquímica cuando postuló a una pasantía e ingresó a trabajar en el grupo de protección planetaria, que se encarga de tener bajo los niveles de contaminación biológica en los rovers. Ese fue el inicio de la exitosa carrera de la ingeniera que no se olvida de sus raíces: Perú y México.

Llevando el quechua a la NASA

Para Sarah – quien nació y se crió en Los Ángeles, California- es muy importante valorar a sus ancestros, su cultura, sus costumbres y también su idioma. Así nació su amor por el quechua.

“Cuando era pequeña, yo viajaba al pueblo de mi abuelo, escuchaba cuando hablaban quechua y no sabía cómo comunicarme con ellos. Desde ese momento quise aprender, y ahora lo estoy haciendo aunque se ría mi abuelo de cómo hablo, siempre me pregunta por qué quieres aprender quechua,” comenta.

Gracias a las clases virtuales de la Oficina Descentralizada de Áncash, Sarah pudo aprender sus primeras palabras en quechua. Confiesa que no ha sido nada fácil. Es todo un desafío, pero lo hace con mucho cariño y por el orgullo de llevar este idioma a la NASA.

“Trato de inyectar mis conocimientos con mi grupo de trabajo. Muchos saben que la comida peruana es riquísima pero no saben que se habla quechua en Perú, por ejemplo, aquí todos hablan de la quinua porque es un producto saludable, pero no saben que esa es una palabra quechua. Por eso, trato de compartir todo lo que estoy aprendiendo”, explica la ingeniera mecánica.

Para Sarah, es importante que más personas hablen quechua. «Quisiera practicar con otras personas y no solo con el espejo», dice entre risas.

“Espero que los quechua hablantes que vean y escuchen esta entrevista, postulen a la NASA, y así nos encontremos y podamos conversar en quechua”, señala emocionada.

Uno de sus sueños es regresar al Perú- desde hace 10 años que no lo visita- y llegar al pueblo de su abuelo materno Carhuachuna, en Áncash, para así conversar con los niños en las escuelas y decirles en quechua que cualquier persona estudiando -y con mucho esfuerzo- puede llegar a la NASA.

“Desde pequeña, mi abuelo me decía que la educación es lo más importante. Me ayudó a nunca rendirme, y pienso en todo el esfuerzo que hizo para llegar a los Estados Unidos, por eso ,me siento muy orgullosa de contar mi historia. Yo siento que llegar a la NASA es cumplir con el objetivo que tuvieron mis ancestros. Estoy aquí por ellos,” señala.

Recomienda a los jóvenes que quieren seguir el camino de las ciencias que tomen clases de física, química o astronomía en inglés, que aprendan los términos científicos en inglés y postulen a las pasantías que ofrece la NASA, que son mayormente en el verano de los Estados Unidos.

Anima, también, a las niñas a no creer que las mujeres no son buenas en matemáticas o que las ciencias son un campo muy difícil para seguir. Cuenta orgullosa que, en el equipo donde trabaja actualmente, la mayoría son mujeres – «y eso es muy chévere» – dice la ingeniera mecánica, quien al inicio de sus estudios quiso ser doctora, pero su miedo por las agujas le hizo cambiar de carrera, pero nunca abandonar sus sueños.

“Yo les digo que se esfuercen bastante, la mujeres sí podemos, solo hay que estudiar mucho. Yo no fui la alumna top de mi clase, pero nunca me rendí. Si tienes la capacidad y energía hazlo, tú sí puedes y nos vemos en la NASA,” concluye.

Fuente: Fotos y texto Agencia de Noticias Andina.

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